Cada dos semanas recojo mi cesta ecológica en La Piluka, un grupo de autogestión del Barrio del Pilar que me permite hacer un pedido de una gran variedad de productos desde fruta y verdura hasta harinas, azúcar, café, lácteos etc. Me encanta y cada vez que me toca ir a recoger mi cesta es como un sorpresa ya que nunca sabes exactamente que va a llegar y que no. Esta semana volví cargada, estos son mis tesoros.
La semana que no hay pedido hay que tirar del mercado y si no hay tiempo del súper, como me quedaban cosas de la última compra decidí hacer una comparativa. Creo que la diferencia salta a la vista y en sabor ya ni hablemos.
Las naranjas son de risa, de las mutantes como les llamo yo necesito unas 5 o 6 para sacar dos vasos de zumo, de las ecológicas 3. Y abajo los tomates que ya no hay posibilidad alguna de comparar. A la derecha del todo un tomate mutante que debe llevar en la nevera 2 semanas y se sigue viendo exactamente igual que el primer día, pequeño y sin sabor alguno. En el centro un tomate del mercado, mejora, aunque la piel es muy gruesa y no es que tenga un sabor que mate a nadie. Al lado de el tomate súper gana mucho. A la izquierda mi tomate ecológico que solo con abrir la bolsa ya huele a tomate, a fruta. Jugosos y con sabor, sin agua. No estoy entrando en temas de salud y aditivos…por que mejor ni empiezo.
No es fácil consumir ecológico en Madrid y lo sé. A diferencia de otros lugares donde hay una gran tendencia hacia la comida orgánica aquí sigue siendo un mercado muy reducido y exageradamente caro, pero buscando se encuentran alternativas como los grupos de consumo y algunos mercados que se organizan demasiado esporádicamente de momento. Pero a veces hay que hacer un esfuerzo extra, solo el sabor de las cosas ya es recompensa suficiente y a parte ¿quién quiere comer tomates mutantes?