Los raviolis o ravioles que provienen del Genovés Raviolo (plegado) tienen un origen incierto aunque la historia más aceptada es que llegan a Italia desde China por cortesía de Marco Polo. Los Chinos tienen varías formas de pastas rellenas preparadas de distintas maneras utilizando como base el wonton.
Más allá de quién lo inventara los ravioles triunfan, aquí, allí o dónde sea.
Para mi, es de esas cosas que de pequeña me tenían que obligar a comer y ahora me fascinan. Como mil cosas más, llevo mucho tiempo queriendo hacer ravioles caseros y claro hacer la masa, pero como no me pongo a ello he tirado de los wontones que tenía en casa y he hecho una versión de ravioles cruzada. El wonton ideal hubiera sido un poco más grueso que el que tenía, el de cocer y el que yo tenía era el de freír. Para la próxima ya lo sé. Aun así, quedaron muy ricos y se hacen en un segundo. Aparte de ser muy bonitos.
Así que aquí va…
Ingredientes
- 1 paquete de masa wonton (cocer) los venden en las tiendas de alimentación para chinos.
- 1 mozarella fresca
- 1 taco de queso Taleggio
- 1 vasito de agua
- Mermelada de cebolla confitada
- Sal
- Aceite de oliva
- Dos dientes de ajo
- Pimienta
- Mantequilla
- Tomate natural triturado
- Vino blanco
- Oregano
Para hacer los ravioles. Picamos la mozarella y el taleggio en cubitos. Colocamos una masa, y en una de las esquinas ponemos y trocito de mozarella, un trocito de taleggio y una puntita de mermelada. Doblamos la masa en dos como si doblaremos un papel por la mitad y con un dedo humedecido pegamos los bordes. Nos va a quedar un rectángulo. Como tenemos el relleno a uno de los lados cortamos con una tijera o un buen cuchillo la masa sobrante para que nos queden cuadrados. Luego con un tenedor aplastamos un poco los bordes para sellarlos bien. Los vamos reservando.
La salsa es más fácil aun. En una cacerola ponemos un cubito de mantequilla y sofreímos los ajos picados muy finitos. Añadimos un chorrito de aceite y cuando esté saliente echamos el tomate triturado. Un chorrito de vino blanco, sal y pimienta.
Ponemos el agua a hervir en una olla grande y cuando esté hirviendo metemos los ravioles (con cuidado que son bastante delicados). Cuando veamos que la pasta está ya cocida (usualmente se inflan y flotan) los pasamos por el colador y colocamos rápido en el plato para que no se peguen. Echamos la salsa y un poco de orégano y listo!