Hoy os traigo una receta un poco más laboriosa que de costumbre, pero no demasiado y con un resultado delicioso. Unos rollitos de canela. Son fáciles. Sí, hay que amasar y dejar fermentar y esas cosas pero tampoco se tarda tanto y una tarde de dedicación a estas delicias vale la pena! Cuando os los comáis tibios con el relleno aun deshaciendose en el interior entenderéis por que un par de horas de trabajo (bastante divertido por cierto) son más que bienvenidas.
Una masa simple, unos rollitos y un poco de horno y la maravilla merendera!
La receta es la de Bollos de cardamomo del maravilloso libro Pan Casero de Ibán Yarza, con una pequeña adaptación a mis tiempos y gustos. Aquí os la dejo.
Relleno
Derretir la mantequilla en la leche y dejar que se enfríe a temperatura ambiente. Añadir la levadura y deshacerla bien.
En un bol grande poner la harina, la leche con la mantequilla y la levadura, la sal, el azúcar y el cardamomo. Amasar bien hasta tener una masa homogénea y lisa. (Unos 10 minutos de amasado).
Hacerla una bola y ponerla a fermentar durante 1 hora aprox.
Luego sacarla y estirarla con un rodillo sobre una superficie lisa y espolvoreada con harina para que no se pegue. Formar una especie de cuadrado de unos 40 x 40cm.
Hacer el relleno mezclando bien la mantequilla (a temperatura ambiente), el azúcar y la canela.
Untar la masa ( el cuadrado estirado) con el relleno y estirarlo bien por toda la superficie con una espátula.
Con el relleno puesto doblar la masa en 3 como si fuera un tríptico.
Luego cortar en tiras de unos 3 dedos de ancho y estirar las tiras para formar las caracolas.
Para hacerlas simplemente ir enrollando las tiras como una espiral y formando el caracol ( como una ensaimada), al final aplastar un poco la masa para cerrarlas y que se peguen.
Poner las caracolas en una bandeja con un papel de horno o una silicona de hornear. Dejarlas fermentar unos 60 minutos hasta que adquieran volumen. Cuando estén listas pintarlas con el huevo batido y un pincel. Yo a algunas les puse semillitas por encima. Podéis ponerles semillas, azúcar, pasas o lo que queráis.
Meter al horno a unos 220ºC hasta que estén doraditas (unos 7-10 minutos aprox.) Deben estar doradas por fuera y blandos por la base para que estén jugosos. Si los horneamos mucho tiempo se secarían. Sacar y dejar enfriar en la rejilla y en cuanto estén tibias ya… pues a disfrutar. No os arrepentiréis, lo prometo!
*Las fotos bonitas son de NSE Fotografía.