Hoy una de esas recetas de domingo. Ayer tuvimos un domingo de comida casera y pausada, nada complicado, simplemente de hacer con tiempo y dejarle al tiempo hacer sus cositas. Unas judías negras o como las llamo yo, frejoles. Hace tiempo que tenía ganas de hacer unos ya que no los suelo comer habitualmente y me chiflan. Los hice de una forma muy sencilla, más al estilo español que al peruano y las acompañamos de un pulpo pasado por la plancha que estaba de lujo.
En Perú me las hubiera comido con arroz y seguramente salsita criolla por encima pero ayer nos las pusimos en unos cuencos con cuchara y con el pulpo y unos espárragos de acompañamiento.
Poco más, los domingos son para estas cosas, comer bien, echarse una siesta, quererse, ver pelis o si se puede irse al campo. Es una receta sin ningún secreto pero deliciosa, así que la dejo por aquí.
Ingredientes
Judías
- 8 puñados de judías puestas a remojo la noche anterior en agua
- sal
- 1 trocito de chorizo
- 1 trozo de puerro
- 1 pimiento verde
- 1 hoja de laurel
- agua
Pulpo
- 1 pulpo pequeño ya cocido
- sal en escamas o gorda
- pimentón
- aceite de oliva
Las judías hay que dejarlas en remojo la noche anterior en un cuenco con agua. Al día siguiente poner en una cacerola las judías con el agua del remojo, el chorizo, el pimiento entero, el trozo de puerro bien lavado y sal. Si hace falta añadir más agua, pero a mi con la de remojo me fue suficiente.
Ponerlas a cocer a fuego medio hasta que hiervan. Luego bajar el fuego y dejarlas hacer sus cosas con calma. A media cocción añadirles un vasito de agua fría para asustarlas, dicen, yo lo hago. Dejarlas así hasta que estén hechas y haya reducido el caldo.
Si os queda el caldo muy aguado podéis espesarlo un poco con una cucharadita de maicena o harina disuelta en el agua de la cocción. Si no, con tiempo se evaporará. Para las judías eso es todo, tiempo y dejarlas reposar.
El pulpo es más fácil aún, yo lo compro cocido. ¿Sabéis esos pulpos gallegos cocidos y envasados al vacío que venden el el súper? Pues están geniales. Si no, vuestro pescadero seguro os puede vender uno cocido.
El pulpo es sólo lavarlo bien. Calentar la sartén de hierro u otra, con un poquito de aceite y marcar las patas. Luego un poquito de sal gorda o en escamas, pimentón y aceite de oliva y listo.