Aquí en me kitchen seguimos profesando el amor incondicional por el señor cerdito. Sí, es así, lo amamos y de todas las partes que tiene, aunque quizás sea una elección muy difícil y reñida, la pieza que más me guste sea el solomillo. Es genial.Tan dócil, queda tan bien con todo, rico, tierno, agradecido y encima fácil de hacer.El solomillo lo entiende todo.
Así que como soy una fan enamorada, siempre estoy buscando recetas e ideas nuevas para retarle y pincharle, pero puede con todo, así es y esta es sólo otra más que se ha llevado por delante triunfante. La idea parte de una receta de Jamie Olivier, Aquí no es la misma receta ya que no es la misma pieza, pero parte de ella. Es una receta sencilla y que funciona genial. Aquí va.
Ingredientes
Verduritas
Lo primero que vamos a hacer es marinar el cerdo. Le untamos con un pincel una capa de aceite finita, le embadurnamos de sal y pimienta y lo rotamos por una capa de azúcar, canela china y las hierbas picadas muy finito. Le hacemos unos cortes en la parte superior unos 4 cortes sin llegar a cortar la pieza del todo y en diagonal. En cada uno de los cortes vamos a poner una lámina de tocino delgadita. Lo colocamos en una bandeja y le añadimos un par de tazas aprox. de vinagre balsámico. Que se moje bien por todos lados, añadimos a la bandeja la cabeza de ajo sin la tapa, la cebolla partida en mitad y pelada y un trozo de jengibre y lo dejamos reposar, tapadito durante un par de horas al menos.
Pasado este tiempo, calentamos aceite en la sartén, no demasiado y lo calentamos mucho, que humeé. Sellamos bien el solomillo por todos sus lados, que se dore bien, churruscadito. Lo pasamos de nuevo a la bandeja del vinagre y colocamos en la bandeja las verduras, en este caso yo puse unas cabecitas de brócoli y un poco de calabacín en láminas. así se va al horno, a 170ºC unos 40-45 minutos aprox. ir controlando.
Cuando esté tiernito, jugoso y crocantito por fuera lo retiramos, retiramos el jengibre, colamos la salsa y servimos. Os prometo diversión!